Un cuaderno nuevo

El 4 de marzo de 2006 montaba en el coche de Eloy, el amigo de mi amigo Héctor, para ir a una sidrería en un pueblo cerca de Donosti que organizaba la amiga de una prima de la novia de Eoly (y que terminó siendo mi pareja desde ese día los dos años siguientes), siendo plenamente inconsciente de que esa misma noche, la madrugada del 5 de marzo, estaba empezando una nueva historia, escrita en un cuaderno nuevo.

Una historia que se fue escribiendo renglón a renglón, palabra a palabra durante los dos años siguientes. Los renglones no siempre estaban rectos. Muchas palabras aparecían tachadas. Incluso se veía como cambia el color del boligrafo y el tipo de letra. Pero era nuestra historia. Unas veces fea, otras más bonita. Tenía capítulos sorprendentes con cambios inesperados (Tudela por Madrid), nuevos personajes a mitad del camino (en concreto uno de cuatro patas y mucho pelo), siempre mucha Naturaleza, y un desenlace (hace un año) anunciado; previsible por todos menos por sus protagonistas.

Este fin de semana, tres años después, en la misma sidrería, con alguno de los de entonces y otros nuevos(o no tanto), se ha escrito el punto final y he cerrado el cuaderno. Afortunadamente el desenlace tuvo su epílogo y el final ha sido bastante más dulce de lo que prometía.

Nunca creí en esto de los ciclos que se cierran y se abren, no soy seguidor de la teoría de las etapas, por eso cuando una amiga me dijo estas navidades que iba a cerrar el círculo, no entendí muy bien a que se refería. Ahora sí lo entiendo. Ahora que ya tengo listo mi bolígrafo y un cuaderno nuevo.

¿Escribimos?

Comentarios

  1. La vida es muy larga como para caber en un solo cuaderno, así que nos la pasamos comenzando y terminando uno detrás de otro, y rellenándolos con caligrafía irregular, según como nos pille la postura del cuerpo. Yo tampoco soy muy de ciclos, más bien de cuadernos.. :-) Y creo que lo importante es tener siempre uno nuevo a mano, y ganas de escribir en él. Si no, malo... Así que espero que escribas mucho y bien en ese que tienes ahora, lo más rectito y con los menos tachones posibles.

    Besos. Y una caricita para el perro, siempre que entro en tu casa me lo quedo mirando. Es una preciosidad...

    ResponderEliminar
  2. ¿Rectito y sin tachones? Creo que eso es un imposible que llevo persiguiendo desde mi más tierna infancia.

    Adi, sí que es una preciosidad. Aunque ahora mismo no puede darle tu caricia (se fue con la responsable de cerrar el útlimo cuaderno, pero eso es para otro post) este fin de semana lo he vuelto a ver y te aseguro que ha recibido caricias más que suficeintes ;)

    Besos para ti también.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Ideas al viento, brindis al Sol y demás...

Entradas populares de este blog

Segunda acepción

BORDADO CON PUNTA FINA COMO LOS PELOS DEL PECHO

Cálida Salamanca