El 23 hablamos...
Ayer le vi doblar la esquina. La mañana del 22 de diciembre la pila del despertador tendrá que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la aguja del minutero alcance las doce. El despertador sonará siete milisegundos más tarde de lo debido. Poco tiempo pero suficiente. Ayer le vi doblar la esquina muy cerquita de San Ildefonso. Un guiño de tensión totalmente fortuito hará que se le vaya la hora a la programación de la lavadora y salga más tarde de casa de lo debido. Apenas siete minutos. Poco tiempo pero suficiente. Ayer le vi doblar la esquina muy cerquita de San Ildefonso y un frío escalofrío en el cogote me hizo saber que era él. Yo sólo tenía que introducir un pequeño guiño; apenas un leve y minúsculo cambio, justo en intensidad y preciso en tiempo, que desencadenase el efecto mariposa. Siete veces tendrá que mover la manivela hasta que la bolita atascada quiera salir canal abajo y se cuele por los pelos delante de su legítima compañera gracias a mi intencionada influencia de ayer. A