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Mostrando entradas de enero, 2009

Si duele la cabeza... con Estopa vale.

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Esa sensación de ser capaz de comerte el mundo que sientes tras dedicarle quince minutos a desenrollar el cable de los auriculares que lleva más de un mes dando por culo en el fondo tu cabeza, en cada pensamiento negativo, cada vez que miras la mesa, en todos tus noquieros, siempre que lo dejas para luego, detrás de los hoynomeapetece que espetas a los que están a tu lado, y de la nube que no te deja salir de la cama en tu habitación, que te hace sentirte cansado sin haberte movido recién levantado... Ésa, y no otra, es la que te hace renacer de las cenizas que tú mismo de nuevo quemaste. ¿Y si fuera tan sencillo? ¿Y si viviéramos construyendo montañas en vez de apartando granos de arena de nuestro camino? ¿Cuántos exámenes parecían imposibles? ¿Cuántas personas insoportables? ¿Cuántas distancias insalvables? Pues no me vengas con memeces, y dale duro. "(...)Y si duele un recuerdo, te cura el olvido. Si duele la cabeza, con hemicraneal vale(...)" Cuesta mucho más coronar la

Madrid bajo la nieve

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Siete de la mañana. Suena el despertador. Me ducho, sin prisa; me levanto con tiempo suficiente para no tener que correr por las mañanas. Preparo el desayuno, pan tostado con aceite y un poquito de jamón (qué bien que mi madre se acordó de mi en Salamanca), un cortaito recién hecho, zumo de naranja... Termino de prepararme el bocadillo pues hoy toca jornada continua (iluso de mi...), y la bolsa para el gimnasio. Ocho y cinco de la mañana. ¡Vaya cómo está el coche! Bueno, si hay nieve al menos no tendré que rascar el hielo. Paciencia y carretera, malo ha de ser que esto sea generalizado; además, ayer no han pronosticado nieve y llevo toda la mañana con la radio y no han dicho nada... Diez y cuarto de la mañana. Ya llevo aquí dos horas parado. -Gonzalo, que voy a montar cadenas y seguir hasta dar media vuelta. Si no tienes cadenas sigue mis huellas. Once y media de la mañana. De vuelta en Casa Esto yo no me lo pierdo. Me pongo las botas de montaña, el forro, el otro forro impermeable, lo

De espaldas al mar, de espaldas a mí.

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Estuve en la ciudad que vive de espaldas al mar. Recorrí sus calles, sus grandes avenidas. Viví con su gente, escudriñé sus rincones, rincones con hadas, con salamandras, con vanguardia, con inspiración, con esperanza y con cuatro gatos. Vi atardeceres en un horizonte en el que no se pone el Sol. Respire aire del mar, aliento de ciudad, urbe, gótico modernista y modernismo surrealista. Seguí los primeros pasos de Pablo, su escapada. Adiviné los rincones de Antoni, su curva realidad, su inabarcable comprensión. Y un poco más allá, en un puerto que huele a mar, sentí lo últimos momentos de Salvador y de Gala, pues él no fue si ella y ella no fue sin él. Vi en sus desorbitados ojos, genio, cercanía, pasión, mimo. El calor del amor. Estuve en la ciudad que vive de espaldas al mar y quise vivir de espaldas a mí. Anhelo volver a ver mi el reflejo de mi pupila reflejado en otra que me mira. Quiero que vuelva a no tener sentido volver a mi casa después del trabajo pudiendo hacer sesenta kilóme

Una ciudad de espaldas al Mar... Una costa para fascinar

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(...)Mágica luz en Cadaqués.(...) http://www.facebook.com/album.php?aid=2009645&l=a0b26&id=1538596733

Mañana de Reyes con tostadora nueva.

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http://www.facebook.com/album.php?aid=2009625&l=2c525&id=1538596733