Y cuando su madre entró en el cuarto...
...él estaba jugando solo, en el suelo, sonriendo y señalando con orgullo la esquina de la cuna de la que se había descolgado. P.D.: ¿Y cómo corregir una actitud que puede resultar peligrosa pero que consideras positiva, liberal, atrevida, inteligente, valiente...? Imposible educar en contra de tus propios principios, así que a sufrir toca. No, no por lo de la cuna, si no por todo lo que vendrá después. A sufrir y a disfrutar, ¡cómo me hubiera gustado a mí ser el que no cejó en el intento hasta conseguir anoche saltar de la cuna! ¿Y por qué no? ¿Por qué no intentarlo una y otra vez hasta que consigamos bajar solos de la cuna? ¿Cuán orgullosos estaremos señalando después la esquina por la que nos hemos descolgado?