DON JOSÉ Y LA CLAVE DEL ÉXITO
Nos pasamos gran parte del día, viendo, escuchando y hablando de la vida, obra y milagros de gente que consideramos especial, por su esfuerzo, por su éxito, por sus logros, por sus obras, sus cuerpos... Empresarios, políticos, actores, deportistas, cantantes, gente de televisión, científicos(alguno también hay medianamente famoso) y gente, que sin ser famosa, está a nuestro alrededor y admiramos. Quien más y quien menos siempre ha envidiado algo de alguien.
Pero si nos desnudamos y comparamos gen a gen el ADN de cualquiera de ellos con el nuestro, en realidad no son tan distintos; si comparamos el entorno en el que se criaron o crecieron, en la mayoría de los casos es similar al del resto, incluso en más de un caso se podría considerar que está por debajo de la media. Tampoco me parece justo recurrir a la excusa facilona de la suerte, entre tú y yo, la suerte no existe ni la mala ni la buena. Entonces, ¿dónde está el hecho diferenciador?
¿Qué hace que Justo Gallego sea capaz de construir una catedral en Mejorada del Campo (anuncio Aquiarius para los homus mediaticus) o que Amancio Ortega haya construido el imperio de Inditiex? ¿Es que acaso Bill Gates, Einstein, Vargas Llosa o Rafa Nadal (entre los miles de nombres que podría escribir, y los cientos de miles que cada uno de nosotros podría pensar) tienen algún pacto con el diablo? ¿O acaso somos nosotros que no somos capaces de ver lo mucho que tenemos y tenemos que envidiar siempre lo de los demás? No puedo evitar que esto último me suene a excusa conformista.
Cada vez estoy más convencido que todo a fin de cuentas se reduce a una cuestión de actitud. "El 10% de mi situación se debe a las cosas que me ocurren, el 90% restante es responsabilidad de cómo reacciono ante ellas" Lo demás son excusas. No quiero, ni con mucho, negar el principio del maestro don José. Creo que no se puede definir una persona sin su circunstancia, lo que digo, y don José también iba por este camino, es que la clave en la relación persona-circunstancia es que no es estática sino dinámica y entender esto bien es lo que mejor nos puede conducir al éxito. O quizás no.
Peléate con tu circunstancia, cambiala, amala, reconstruyela, compartela, alejala de ti, acercala más de lo que nadie estuvo, publicala, escondela, lavala con o sin centrifugado, dale de comer, hazle el amor, vendela o comprate una nueva, haz lo que te de la gana con ella, pero haz algo. Por que no hacer nada, al fin es hacer algo, perder el tiempo.
Pero si nos desnudamos y comparamos gen a gen el ADN de cualquiera de ellos con el nuestro, en realidad no son tan distintos; si comparamos el entorno en el que se criaron o crecieron, en la mayoría de los casos es similar al del resto, incluso en más de un caso se podría considerar que está por debajo de la media. Tampoco me parece justo recurrir a la excusa facilona de la suerte, entre tú y yo, la suerte no existe ni la mala ni la buena. Entonces, ¿dónde está el hecho diferenciador?
¿Qué hace que Justo Gallego sea capaz de construir una catedral en Mejorada del Campo (anuncio Aquiarius para los homus mediaticus) o que Amancio Ortega haya construido el imperio de Inditiex? ¿Es que acaso Bill Gates, Einstein, Vargas Llosa o Rafa Nadal (entre los miles de nombres que podría escribir, y los cientos de miles que cada uno de nosotros podría pensar) tienen algún pacto con el diablo? ¿O acaso somos nosotros que no somos capaces de ver lo mucho que tenemos y tenemos que envidiar siempre lo de los demás? No puedo evitar que esto último me suene a excusa conformista.
Cada vez estoy más convencido que todo a fin de cuentas se reduce a una cuestión de actitud. "El 10% de mi situación se debe a las cosas que me ocurren, el 90% restante es responsabilidad de cómo reacciono ante ellas" Lo demás son excusas. No quiero, ni con mucho, negar el principio del maestro don José. Creo que no se puede definir una persona sin su circunstancia, lo que digo, y don José también iba por este camino, es que la clave en la relación persona-circunstancia es que no es estática sino dinámica y entender esto bien es lo que mejor nos puede conducir al éxito. O quizás no.
Peléate con tu circunstancia, cambiala, amala, reconstruyela, compartela, alejala de ti, acercala más de lo que nadie estuvo, publicala, escondela, lavala con o sin centrifugado, dale de comer, hazle el amor, vendela o comprate una nueva, haz lo que te de la gana con ella, pero haz algo. Por que no hacer nada, al fin es hacer algo, perder el tiempo.
...y si después de enfrentarnos con la circunstancia (...cambiarla, amarla, reconstruirla, compartirla, alejarla, acercarla, publicarla, esconderla, lavarla, alimentarla, hacerle el amor, venderla o comprarla) si después de todo no cambia entonces quéjate.
ResponderEliminarPero no antes.
Si después de todo ello no cambia, sigue intentándolo. La desesperación es la mejor aliada del conformismo.
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