Inconformismos conformados (I)

-Prepárate para morir.

No existe frase más absurda. Incluso dicha en el contexto en el que la estaba escuchando.

-Prepárate para morir, Jose. De ésta no salimos.

¿Qué se supone que tiene que hacer uno para prepararse para morir? Ironías de la vida. Nos han aleccionado tanto para ser conformistas, ovejas de rebaño (hombres-masa), que hasta nos parece que prepararnos para morir es una opción.

-La planificación nunca ha sido mi fuerte, y no pienso empezar ahora. En vez de prepararme para morir, déjame intentar improvisar cómo seguir viviendo.

No es cierto que una imagen valga más que mil palabras, pero desde luego hay miradas que bien valen todo el puñetero diccionario. Desde luego mi voz debía haber sonado tan serena y segura como nunca antes, porque en el fondo de su pupila encontré la confianza que me hizo capaz de seguir adelante. Pero esta parte de la historia deberá esperar un poco. Ahora es momento de comenzar por el principio, la primera ficha de dominó que cayó y a la postre terminó conmigo, y las dos únicas personas de este mundo por las que sería capaz de matar, subidos a una avioneta que se encontraba cayendo en picado hacia la selva del Amazonas.

Como casi todas las cosas medianamente interesantes, esta historia empezó con una llave en la mano en busca de una puerta (o más bien de una cerradura). Ya llevábamos dos meses en nuestra casa nueva y todavía no sabíamos qué abría esa llave cuadrada pequeña que formaba parte del manojo que nos entregaron al firmar el contrato de arrendamiento. Y aquella mañana derramé el café, me quemé la mano y la cucharilla al caer se deslizó bajo el mueble de la cocina

-¡Pero mira que eres desastre!. Mete esa mano bajo el grifo ahora mismo.

-¡Quita! si no ha sido nada. Acércame ese cuchillo, anda, que voy a sacar la cucharilla de aquí.

-No hace falta, cariño. Mira la parte de abajo se retira si tiras de ella... Y voilá...

-Ya veo, ya... Por cierto creo que aquí no limpiaron muy bien.

-Déjalo ahora, ya le meteremos mano el fin de semana. Vamos a llegar tarde los dos.

-Escucha Mari, ¿te acuerdas de esa llave que no sabíamos qué abría? Creo que acabo de encontrar la cerradura.


Comentarios

  1. ¿Una cerradura en semejante parte? ¿Qué se esconderá tras ella...?

    Prepararse para morir quizás no sea tan difícil y /o gravoso para más de uno como improvisar cómo seguir viviendo. Todo depende...

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. En ello ando en averiguar qué esconde... La próxima no e cortes y sugiere algo, así las historias saben más ricas.

    Nada, nada, improvisar cómo seguir viviendo es siempre mucho más rentable... En cualquier caso si te apetece discutir de huelgas de hambre, quizás éste no se el foro, te tomo la palabra y lo continuamos en la taberna del irlandés.

    Muchas gracias por tu visita y comentarios, Ávalon. Besos par ti también

    ResponderEliminar
  3. Bueno, pos puestos a sugerir... ¿qué tal si dentro de aquel escondrijo hubiera otra llave? Ahora habría que averiguar qué abre.. :-) Hala, eso te pasa por pedir opinión, ahora te he mareado más..je..

    Y no me digas que no tienes pensada continuación para la historia, que me he enganchado, niño, a mí me van las intrigas, así que pon a trabajar las neuronas y las teclas, ok?

    Bueno, no es exactamente que me apetezca polemizar sobre huelgas de hambre, pero te tomo la palabra y charloteamos de lo que sea en la taberna del Irlandés. ¿Qué marca de cerveza te gusta... ;-)? Te la tendré preparada.

    Besazos. No ando demasiado por la blogosfera, pero me gusta hacer paradita en tu casa, obligada. Siempre hay algo interesante.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Ideas al viento, brindis al Sol y demás...

Entradas populares de este blog

Segunda acepción

BORDADO CON PUNTA FINA COMO LOS PELOS DEL PECHO

Cálida Salamanca