De lágrimas y otros sueños
Los restos del Swift Tuttle, meteoros que se desprendieron del cometa y que están en órbita por el espacio, entran en contacto con la atmósfera y se desintegran provocando destellos que se ven desde España durante la noche de San Lorenzo mirando hacia la constelación de Perseo.
Lágrimas de San Lorenzo, Perseidas, estrellas fugaces, sueños por cumplir, magia de los deseos...
Esta noche, siguiendo un buen consejo, he salido a pasear a la caza de alguna de esas estrellas fugaces y ha sido completamente imposible. Es asombroso hasta donde puede llegar la contaminación lumínica de las ciudades.
Justo la noche anterior estaba admirando un cielo repleto de pequeños puntos luminosos en el que era todo un reto identificar las constelaciones más conocidas entre miles de estrellas que iban apareciendo a cada segundo, cada vez que fijaba la mirada en una estrella distinta. Hoy todas ellas, todas, seguían ahí, pero no era capaz de verlas, la contaminación lumínica me las ocultaba.
Cada día tomamos decisiones, rechazamos opciones, aceptamos otras... ¿Cuanta contaminación lumínica, en forma de rutina, perjuicios, ideas preconcebidas, malentendidos, no nos deja tomar la decisión correcta?
Sí que tiene mucho de romántico pensar que una estrella fugaz (o los restos de un cometa al entrar en contacto con la atmósfera) es capaz de hacer realidad nuestros anhelos más queridos, los que más cuidamos y mimamos cada noche, aquellos en los que sólo nosotros somos capaces de creer. Esta noche la contaminación lumínica no me ha dejado ver las lágrimas de San Lorenzo pero me ha ensañado miles de estrellas que había visto ayer sin yo saberlo. Decididamente voy a cambiar pedir el deseo por ponerme manos a la obra, aunque sólo yo sea capaz de verlo.

Lágrimas de San Lorenzo, Perseidas, estrellas fugaces, sueños por cumplir, magia de los deseos...
Esta noche, siguiendo un buen consejo, he salido a pasear a la caza de alguna de esas estrellas fugaces y ha sido completamente imposible. Es asombroso hasta donde puede llegar la contaminación lumínica de las ciudades.
Justo la noche anterior estaba admirando un cielo repleto de pequeños puntos luminosos en el que era todo un reto identificar las constelaciones más conocidas entre miles de estrellas que iban apareciendo a cada segundo, cada vez que fijaba la mirada en una estrella distinta. Hoy todas ellas, todas, seguían ahí, pero no era capaz de verlas, la contaminación lumínica me las ocultaba.
Cada día tomamos decisiones, rechazamos opciones, aceptamos otras... ¿Cuanta contaminación lumínica, en forma de rutina, perjuicios, ideas preconcebidas, malentendidos, no nos deja tomar la decisión correcta?
Sí que tiene mucho de romántico pensar que una estrella fugaz (o los restos de un cometa al entrar en contacto con la atmósfera) es capaz de hacer realidad nuestros anhelos más queridos, los que más cuidamos y mimamos cada noche, aquellos en los que sólo nosotros somos capaces de creer. Esta noche la contaminación lumínica no me ha dejado ver las lágrimas de San Lorenzo pero me ha ensañado miles de estrellas que había visto ayer sin yo saberlo. Decididamente voy a cambiar pedir el deseo por ponerme manos a la obra, aunque sólo yo sea capaz de verlo.
...disfrutar de lo que vemos aunque no sea lo que esperábamos. Sumar en vez de restar.
ResponderEliminarO una buena forma de aprovechar el tiempo.
Un abrazo.
Siempre, siempre, sumar, nunca te pasas porque ya restan suficiente los demás para compensar...
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Decididamente voy a cambiar pedir el deseo por ponerme manos a la obra, aunque sólo yo sea capaz de verlo.
ResponderEliminarGran decisión.
Bienvenido, Anónimo. Gracias por leer y comentar, espero que disfrutes.
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