Ágape.
Hurtando tiempo al tiempo(como alguien recientemente escribió), de puntillas, a escondidas, asomo mi nariz detrás de la esquina, para espiar el transcurrir de tus sentimientos que dejan escapar tu lánguida mirada y tu furtiva sonrisa, apenas insinuada. Y pienso.
Si por un momento fuera capaz de cazarlos al vuelo; de evitar que volviesen a entrar junto al aire, por tu nariz, al respirar. Si tuviera el poder de arrebatárselos al tiempo, de detener ese ciclo insano, vicioso, que no te permite estar en paz. Si pudiera ayudarte a entender, entenderte para ayudar, quizás. Puedo. Claro que puedo.
Me acerco por tu espalda, sin prisa, tengo tiempo. Apoyo suavemente mis manos en tus insensibles hombros. Apenas las sientes, no reaccionas. Espero que una vez más se abra la compuerta de tu lánguida mirada y de tu sonrisa nada ingenua. Y escapan, salen de nuevo. Pero esta vez me adelanto, e inspiro fuerte y expiro y vuelvo a inspirar de nuevo. Se resisten, ya lo creo que se resisten, pero soy tenaz, y persisto. No pueden evitar cambiar de rumbo. Terminaré exhausto pero victorioso. Quizás demasiado cansado para evitar que escapen por mi lánguida mirada, por mi sonrisa de payaso eternamente pintada. Quizás me he condenado de nuevo a este círculo vicioso, insano. Quizás, pero te habré liberado.
Tu mirada sorprendida, casi asustada, me mira. Ahora ya sientes mis manos que cual tenazas se aferran a las tuyas. Pones tu cara junto a la mía, casi son una, y fuerte, bien fuerte, inspiramos a un tiempo; dejando que mis pupilas se pierdan en las tuyas, que las tuyas se encuentren en las mías. Expiramos despacio y te beso. Y siento lo que sientes porque sientes lo que siento.
Tu mirada ya no es lánguida. Tu sonrisa vuelve a ser ingenua. Y por fin juntos digerimos tan amargos sentimientos.
A D. Miguel de Unamuno (Bilbaino y Salmantino eterno a un tiempo) “Cuando le acaricio las piernas a mi mujer ya no siento nada, pero si le duelen las piernas a mi mujer, me duelen las mías”.
Si por un momento fuera capaz de cazarlos al vuelo; de evitar que volviesen a entrar junto al aire, por tu nariz, al respirar. Si tuviera el poder de arrebatárselos al tiempo, de detener ese ciclo insano, vicioso, que no te permite estar en paz. Si pudiera ayudarte a entender, entenderte para ayudar, quizás. Puedo. Claro que puedo.
Me acerco por tu espalda, sin prisa, tengo tiempo. Apoyo suavemente mis manos en tus insensibles hombros. Apenas las sientes, no reaccionas. Espero que una vez más se abra la compuerta de tu lánguida mirada y de tu sonrisa nada ingenua. Y escapan, salen de nuevo. Pero esta vez me adelanto, e inspiro fuerte y expiro y vuelvo a inspirar de nuevo. Se resisten, ya lo creo que se resisten, pero soy tenaz, y persisto. No pueden evitar cambiar de rumbo. Terminaré exhausto pero victorioso. Quizás demasiado cansado para evitar que escapen por mi lánguida mirada, por mi sonrisa de payaso eternamente pintada. Quizás me he condenado de nuevo a este círculo vicioso, insano. Quizás, pero te habré liberado.
Tu mirada sorprendida, casi asustada, me mira. Ahora ya sientes mis manos que cual tenazas se aferran a las tuyas. Pones tu cara junto a la mía, casi son una, y fuerte, bien fuerte, inspiramos a un tiempo; dejando que mis pupilas se pierdan en las tuyas, que las tuyas se encuentren en las mías. Expiramos despacio y te beso. Y siento lo que sientes porque sientes lo que siento.
Tu mirada ya no es lánguida. Tu sonrisa vuelve a ser ingenua. Y por fin juntos digerimos tan amargos sentimientos.
A D. Miguel de Unamuno (Bilbaino y Salmantino eterno a un tiempo) “Cuando le acaricio las piernas a mi mujer ya no siento nada, pero si le duelen las piernas a mi mujer, me duelen las mías”.
...hay un blog en concreto que me inspira una cosa. Comentar sin ningún tipo de filtro mental. Decir lo primero que he sentido, lo primero que mascullé (extraño verbo...no?)
ResponderEliminar"...joder...qué bonito...podré perdonarle alguna vez que escriba mejor que yo?"
Precioso post Vizconde.
Gracias por el cumplido, Nadaq, pero lo que me alegra de verdad es que te haya gustado. Un abrazo.
ResponderEliminar