En su justa medida

Justo debajo de las costillas, entre la boca del estómago y los pulmones, presiona con fuerza para salir por mi boca. Pero mi boca está cerrada y mis manos solo escriben típicos tópicos, ripios baratos, frases hechas, material de anticuario.

Abro mi pecho con las manos, desgarrando carne y tejido conjuntivo, hasta tener un hueco suficientemente grande, e introduzco mi cabeza. Pero sin luz mis ojos son inútiles y mis oídos permanecen taponados por la sangre.

Mudo, inútil, ciego y sordo dando vueltas, una vez más, a mi propio cubo de Rubik; encajando colores que luego dudo si desencajar a pesar de que sé que es la única forma de llegar a la solución final. Tonto que prefiere dos caras casi hechas a la oportunidad de resolver el rompecabezas completo.

Si dejo de apretar se desvanecerá. Si aprieto demasiado se quebrará en mil pedazos. Y creo que hace tiempo que perdí el tacto.

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