Y si además de sonreír, reír, desternillarme (casi hasta llorar), salir al escenario a quedarme 'pasmaó' como un tonto y pasar un buen rato, descubro en la primera fila una sonrisa digna del más inverosímil de los intentos. No me queda otra opción que agarrar pluma y papel, escribir despacito y con buena letra, con mucho mimo enrollar el pergamino, introducirlo en la botella y lanazarla bien, bien, bien lejos... Noches locas de cabaret, mentiras y pecados , el teatro es cabaret, en metira es pecado, pero sobre todo es realidad...